Me lo voy pensando mientras escribo, mientras pienso aquí, sentado, mientras divago. Mientras deambulo, perdido en el laberinto de las cosas que no fueron. Herido en el centro por las cosas que no serán.
Me lo voy preguntando sin preguntar, mientras decido cambiar una palabra por otra. Afilo despacio el mensaje para que se te clave y no te lo puedas sacar. Enveneno los verbos con una pizca de soledad para que des un paso adelante y no te quedes detrás de este humo liviano y frío.
Me lo voy imaginando de camino, sin esfuerzo, en un acto natural, como cuando sueño con el mar y puedo sentir el salitre y el rugir de las olas y la humedad de la arena que quisiera pisar.
Me lo voy diciendo al oído, en un susurro contenido que me raya el espíritu con la duda de si vendrás de nuevo al laberinto. Con el ánimo encendido y el corazón apagado, te espero aquí sentado mientras pienso, mientras escribo.
Me lo voy pensando mientras lo escribo, mientras te llamo, mientras voy ensayando el saludo, mientras preparo el nudo con el atarme tu hilo para que no se me vaya a escapar.
Y ahora que ya que estoy preparado, por fin, decido que te tengo que llamar… y me lo voy pensando, mientras te escribo.