—!Ya estoy aquí¡ He tardado un poco, mil perdones.
—Mil perdones no son suficientes.
—¿Suficientes para qué?
—Para devolverme todos los pensamientos que tuve mientras te esperaba y que, ahora, al verte, se me han ido de repente.
—¡Pero buenooo! ¿Qué pensamientos tuviste?
* * * * *
Pensamientos pensantes, esperantes, inconscientes. Pensamientos transitorios, futuros inciertos, expectativas locas. Pensamientos nómadas, que vienen y van y vuelven a irse, dando vueltas, al azar, esperando su turno pacientemente, haciendo tiempo para convertirse en prosa.
Pensamientos inconstantes, breves, fugitivos de la realidad, instantes divididos entre el sueño y el olvido. Pensamientos interinos, accidentales, transeúntes, vanos. Pensamientos mortales hacia delante con tirabuzón y escorzo. Pensamientos bobos, chispas fugaces de bioquímica frágil.
* * * * *
—¿Tú no pensabas en nada mientras venías, sabiendo que llegabas tarde y yo te esperaba?
—Sí, claro… pero en una cosa solamente.
—¿Cuál?
—Sólo pensaba en verte.
* * * * *
Las criaturas de tierra sueñan con tener alas, pero no saben que nosotras, las de aire, envidiamos a quienes siempre tienen los pies en la tierra. Mil perdones.