A veces sueño con el mar, con su ruido inacabable, con su brisa que lleva la sal escondida y el sol estallando.
Sueño con el mar tranquilo de olas suaves, que van meciendo el tiempo en un vaivén incontrolado. Sueño con el trozo azul de cielo que veo aquí, tumbado, flotando, cuando sólo escucho un bramido ensordecedor en los oídos que tengo sumergidos.
Sueño con el mar cuando se me cruzan todos los caminos, cuando se me mojan los pies sin que el agua me ayude a aclarar el destino y no encuentro la necesidad de ir a ningún sitio, sin querer otra cosa que seguir aquí tumbado.
Entonces, el círculo de cielo que tengo por horizonte, se llena con tu sonrisa que espanta las nubes y de tu pelo mojado llueven gotas de alegría que me desencogen los hombros.
Yo sólo quiero seguir soñando con el mar y no tener que despertar a la vida cuando nos pasen de largo estos diez días y todo vuelva a ser igual.