Haces que se vaya mi melancolía. Repeles mis fantasmas perpetuos, siempre rellenos de desamparo y angustia. Repones la calma, borras las tempestades. Desmientes las pesadillas que me asolan como a náufrago solitario en mitad de las olas. Alejas el viento que hiela las entrañas y el vértigo insensible que marca el ritmo de las horas. Contradices al destino.
Me devuelves de nuevo a la vida con un solo pitido, con un temblor, con un resquicio abierto en el plasma infinito. La vida se vive a golpe de suspiros y dura un instante pequeño y preciso.
Y vuelven otra vez fantasmas, tempestades, vértigos. El náufrago se hunde en las horas del mar y el viento recita poemas de frío. La vida se adormece con pasos gigantes y los relojes destrozan el ritmo incansable de pesadillas repletas de vacío.
Baila en tus dedos mi melancolía. Me revuelves de nuevo la vida.