Hoy, por ser hoy, un día redondo en la cuenta de los calendarios propios, un azar de guarismos, tenía pensado no asomarme por aquí y darle al teclado un merecido descanso.
Pero los ritos se hacen costumbres, las costumbres hábitos y estos últimos acaban siendo obligaciones, no impuestas más que por el deseo de que todas las cosas sigan su orden y estén en su sitio.
Así que, aquí estoy, recontando mensajes y casualidades. Extrañamente alegre delante de la pantalla… divagando. Arreando a tirones con este resfriado que ni me atrapa ni me deja libre. Con esta primavera que ni llega ni dice de irse. Con esta cierta soledad del folio blanco que invita permanentemente a la confesión más profunda y con esta voluntad descolorida que se resiste a hacerla y a contar lo que pasa por mi corazón y por mi cabeza.
En fin, como dice Aute, «es como es, ni si ni no, ni tu yo ni mi yo, ni dos sin tres, ni lucha ni armonía de contrarios, sino todo lo contrario como ves». Un debate silencioso, en el que, cosas del azar y de la vida, siempre salgo perdiendo el tiempo a manos llenas. Aunque ese es un lujo que me gusta derrochar siempre que encuentro ocasión y presencia de ánimo.
¿Qué más contarme? Que ha sido un año estupendo, de alegría, de encuentros azarosos con personas estupendas, unas de más acá y otras de más allá. También de reencuentros con personas maravillosas que pasaron por mi lado y me dejaron un sabor dulce de juventud compartida; y que ahora, misterios de la técnica, se me aparecen más cercanas, aún en la distancia. Que vuelven antiguas amistades a ser más nuevas y más tiernas que nunca. Que las cicatrices de la memoria, han dejado de doler. Que todo está por hacer, aunque siempre creamos que ya está hecho.
Este es el baile que tengo prometido. Preciosa canción, misteriosa letra; una barca para dos, derrotando a la deriva, durante cuatro minutos lentos para que el tiempo se escape despacio y deje marcas indefinidas. Tú no me conoces. Yo no te conozco.
Por eso, y por ser precisamente hoy, todo empieza de nuevo sin que nunca hubiera terminado. Un día redondo en la cuenta de los calendarios.