Cuánto de sensatez y cuánto de locura, andarán tras esta duda que me asalta a hurtadillas, cuando tu eco, en la pantalla, apenas se desvanece. Quién se defiende y quién es quien ataca. Dónde parece que todo empieza y dónde empieza todo lo que parece.

A veces, no se decidir si rojo o negro, si pasa o falta el abrazo que me tienes dispuesto. Si enroco en tu pelo o descarto las damas. Nunca atino a contar cuántos turnos me he quedado sin jugar antes de ofrecerte las tablas.

No sabría decir cuanto de fantasma y cuanto de reflejo, hay en esta curva de la almohada que, por las noches, me amenaza con no dejarme dormir. Ni si debo permitir que la fantasía y la cordura, cogidas de la mano, paseen juntas por aquí.

Cuánto de espejismo y cuánto de verdad, hay en este absurdo de pensar novecientas veces de cada mil, que al otro lado de la realidad, también tú me acaricias a mí, rozando tu nariz contra mi cristal.