Estoy dándole vueltas a la cabeza, pensando en el efecto de las palabras a medias. En las frases que se empiezan y no se acaban. En… Un momento, teléfono.
Ya está. Una tontería, que me ha tocado «mágicamente» un pasaje para un crucero. A ver, ¿por dónde iba?… Andaba pensando en los círculos que no se cierran, en las semirrectas, en los impulsos que nos lanzan pero no nos orientan. Y estaba intentado calibrar si tienen efectos que… ¡Vaya, la puerta!. Ahora vuelvo.
Venga, no era nada, que si conocía el coche que le tapaba la cochera a un vecino. Pero ya se lo han quitado… El caso es que estaba antes enfrascado en los mensajes que no se concretan, en esas llamadas de inteligencia no sé si me explico que lanzamos a la conversación para saber si alguien ha encontrado el hilo.
Como decía, estoy dándole vueltas a la cabeza, pensando en el efecto de las palabras a medias. Y me repito porque tengo un amigo en el otro lado de la ventana que necesita instalar un programa y estoy intentando explicarle cómo, pero es que me tiene frito y no damos con la tecla.
Total, que yo estaba concentrado en saber de los principios con final implícito, de los pensamientos incompletos que… El relojito de la cocina me ha dado un aviso para que apague la hornilla, pero a ver si termino este párrafo de una vez.
Cortaré por lo sano, así no hay manera, y dejaré sin acabar este pensamiento incompleto sobre las palabras a medias. Y por si no lo consigo acabar, me sería de una ayuda inmensa que, además de todo lo que ya haces por mí, también estas historias que no termino de escribir, me hicieras el favor de entenderlas enteras.
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Subo para terminar, pero, de verdad que subo sin gana. Se ha acabado el agua, se han pegado las verduras, se me ha quemado la olla y el humo de la cocina no es que salte a la vista, sino que la penetra.
Lo peor es que me han regañado las cacerolas, porque ya me tienen avisado de que los desastres son más completos cuanto más a medias se dejan las cosas. Y que al que no tiene cabeza, no hay que hacerle caso. Es mejor darle un estropajo y que se aparte de las teclas.