Todavía no hay una sola hoja sobre la fila de álamos que anteceden al muro de bloques de hormigón. Pero el enjambre de finas ramas que los adorna como un pelo agreste y despeinado, proporciona el claroscuro justo para estos días extraños de sol rebelde y sombra de hielo.
Me refugio en ellos para respirar la paz nerviosa que transmite el juego de los niños. El ambiente se presenta plácido y se pueden entornar los ojos al relumbre del sol sobre la pared encalada que preside la escena. Que es la frontera de un paisaje de otro mundo, de los otros tantos mundos que transito de puntillas para no quedarme en ninguno.
Tanta es la tranquilidad, una calma bulliciosa de duendes que ríen a todo pulmón y saltan charcos imaginarios, que vienen a visitarme recuerdos dulces del pasado. Creo ver sombras conocidas entre las que dan las ramas de los árboles y me parece escuchar en el viento susurros diminutos que me traen, desde lejos, aquellas voces entrañables que traspasaban el patio.
De sobra sé que no están, lo tengo bien aprendido, pero el corazón puede más que los sentidos y un reflejo emboscado me devuelve, en un instante, la imagen de aquellas sillas que, a pesar de estar a un lado, eran el centro de un universo de media hora, más o menos. Yo sé que no están, ya sé que no están, pero no puedo evitar verlas vacías ni impedir que un soplo de melancolía me apague un poco el corazón.
Y no se me ocurre más alivio que desempolvar mi dedo gordo y arañar con él palabras de mala ortografía que se encaraman a la pantalla: «Aquí, en la sombra del árbol, veo vacía la silla que está al sol y te echo de menos. Te mando un beso de invierno desde el patio».
Al llegar a casa, mientras me quito los aperos del trabajo, sonrío al ver un nombre escrito en el plasma recién abierto como rutina diaria. Sí, como tú dices, quizás sombra sea la palabra.
Acabo de decidir irrevocablemente, si el azar me lo permite, que la próxima vez que me ocurra y mis ojos me jueguen una mala pasada, la transformaré en buena suerte y, por lo menos, te imaginaré sentada.
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