Das vueltas en mi cabeza como noria que abreva una sed imposible de calmar. Intento detenerla, mirar hacia otro lado, adentrarme en el futuro; pero oleadas de pasado inundan mi memoria revolviéndolo todo y rompiendo los diques apresurados que construí casi sin querer.
No encuentro antídoto para tu magia. Ni soy capaz de desandar mis pasos sin caer al vacío. Imposible detener el mundo y evitar que gire bajo pies. Sólo me queda esperar que los dados no nos vuelvan a mostrar el siete.
Deja una respuesta