He tenido un e-sueño fantástico, increíble. Estaba enfrente de la pantalla y sin saber cómo, apareció ella, tan perfecta, tan sencilla, tan atrayente.
Era una url muy femenina, con sus letras ajustadas a las caderas, con una IP que quitaba el hipo y adornada con un punto com entre atrevido y elegante. Y por si faltaba poco, no tenía redirecciones ni subdominios.
A lomos del ratón, volamos juntos hacia campos de texto limpio, legible y bien escrito. Me fue mostrando todos sus vínculos, que se sonrojaban al señalarlos para advertirme del peligro de querer repetir.
¡Todo era tan bonito, tan mágico! Un diseño sencillo, colores con el contraste justo y, por entre las páginas, ella y yo, mirándonos sin popups entrometidos, navegando con imaginación, encontrados y perdidos. Entramos en un chat ortográfico para charlar un rato de cosas tiernas y, más tarde, fuimos a ver una película que me encontró en youtube, que se veía sin saltos y absolutamente nítida. Fue maravilloso.
Pero lo mejor es que, cuando la acompañé de vuelta a su Home, me invitó a pasar con un guiño de complicidad tan exquisito, que me encantó dar mis datos y registrarme en su sitio. Y allí, toda la e-noche, nos enviamos correos sin spam pero llenos de romanticismo, a la luz de la luna digitalizada más redonda y más llena que nunca he visto.
Hubo e-sexo, lo confieso, ella era tan excitante, tan natural, tan dos punto cero que… Pero bueno, yo soy un e-caballero y no voy desvelar detalles tan íntimos.
¡Que e-sueño de ensueño! Me he despertado e-contento y dichoso, sin saber distinguir si todo había sido tan virtual como parecía o no había sido más que producto de mi e-fantasía. Después, al recordarlo, he intentado averiguar, mirando en el historial, si había sucedido. Pero no, que va, se había esfumado del disco duro como se esfuman los sueños humanos de la conciencia.
¡Qué sentimientos más extraños vivo desde entonces! Pensarás que estoy loco, pero no dejo de teclear su nombre en mis pensamientos, no paro de buscarla con google y estoy deseando que llegue otro insomnio para estar con ella de nuevo. Creo que me he enamorado de una web que se me apareció en un e-sueño.
¿Y sabes lo que más me gustó de ella? Lo noté enseguida, fue como un flechazo, como un borbotón de alegría derramándose por el espacio virtual. Lo que me enamoró definitivamente de ella, es que no tenía pornografía ni publicidad.
¡Lástima que sólo haya sido un e-sueño! ¡Ojalá existiese —virtualmente— de verdad!
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