Hubiera querido ser mosquetero para atizar mandobles, beber a morro y batirme en duelo cada amanecer. Pero soy demasiado endeble, demasiado sutil, demasiado estático.

No basta cambiar una letra para ser lo que no se es. Porque se necesita alma de guerrero y desprecio por la vida para ser mosquetero y saber resguardar tras la espada el honor de una reina desconocida.

Sólo es un sueño estúpido, ya no quiero, yo prefiero mil veces que las cosas sigan como están. Ser mosquitero esperando impaciente en la cama y guardar tu piel blanca de modo que nada la pueda tocar. Verte soñar en mis brazos de agujeritos, respirando bajito, durmiendo en paz.

Cuando te descuidas, muevo mi dedo vaporoso y dibujo con él sobre tu rostro besos delicados y tiernos. Y mientras te contemplo dormida y voy espantando bichos, algunas veces pienso en mutarme las letras y tatuarme con ellas un «mastequiero» recién bordadito sobre tu velo de la vida.