Mi voz es un caudal, un tránsito indivisible, que empuja el soplo vital que llevan las palabras imposibles lanzadas hacia su muerte.
Mi voz es un torrente de viento húmedo, que tira las hojas secas del inconsciente sobre la cuenca del mundo.
Mi voz es un río, a veces mortal cuando viene crecido y, a veces, parece cristal tranquilamente dormido.
Mi voz es catarata de ruido, tormenta de vapor, hálito sobrecogido. Mi voz es un tiempo indefinido, en donde se despiertan dormidos los latidos del corazón.
Tantas cosas es mi voz y, sin embargo, ya ves, apenas parece silencio encendido cuando no se enreda en tu oído, ni te conduce conmigo a emprender al camino de la imaginación.
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