Te has vuelto de humo, criatura prodigiosa, te has vuelto intocable. Flotas a mi alrededor, como jirones de gloria, rellenando las pompas del aire que no puedo palpar. Hebras de vida ondulada que suben hasta las nubes bailando al compás de la brisa. Meces tu risa entre las manos que te buscan y, con un solo movimiento de viento, vienes, resbalas, besas y te vas.
Te has vuelto juguete del aire, vestida de espuma de mar. Te has vuelto fragancia, aroma, que entra, que sale del pecho y no me deja respirar sin haberme recordado un beso, sin haberme recordado un final.
Te has vuelto niebla. Te has vuelto sombra. Te has vuelto, sin mirarme, y te has vuelto a marchar.
Me has vuelto transparente. Como cuando se quiere olvidar.
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