Tú y yo estamos a un paso. A un paso imposible y definitivo. Detenidos en el tiempo de las delicias que nos embelesaron. Fantasmas dormidos que se cruzaron en el rellano, despertando, a la vez, en el mismo escenario.
Tú y yo estamos a un beso. A un beso desesperado. A un beso que nos libere del cuerpo del delito que no hemos disfrutado, como un suspiro profundo que busca salir deprisa entre medias de un abrazo.
Tú y yo estamos a un soplo de aire desprevenido, que reviente en mil pedazos el camino de vuelta y los campanarios del laberinto. Tú y yo, que no nos hemos buscado, ahora estamos perdidos.
Déjame creer que por lo menos, no estaremos juntos en el olvido.
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