Por más que rebusco, no lo consigo. Hay lagunas de la memoria que no tienen fondo. Sólo alcanzo a verme de niño, muy lejano, casi irreconocible. Pero un hueco negro se queda en el centro, impenetrable y espeso, que no me deja ver.
Intento encontrar un resquicio, me esfuerzo, porque sé que las cosas tienen principio; pero no encuentro el punto exacto. Y antes de ese punto, nada, sólo vacío.
Ya no me acuerdo del tiempo aquel en el que no escribía. Las letras me han borrado años de vida y los han tapado con sombras, con luces, con fantasía. Las letras son el Grial equivocado, porque bebiendo de su agua se van los años borrados, sí, pero sin hacernos más jóvenes.
No es que me duela, no. No es que eche de menos los instantes aquellos, ni aquella vida. No se puede olvidar lo que no se recuerda. Pero es que me noto un poco menos yo mismo cuando siento que tengo la memoria perdida.
Entonces pienso en ti y tampoco distingo. No es lo cotidiano, que no recuerde las fechas, que comprima los años en segundos o que me salte sucesos a fuerza de no quererlos recordar.
Es que tengo la sensación imaginaria de que no hubo ningún antes, que nos conocemos desde siempre, desde antes incluso, desde otro mundo, desde otra vida. Ya no recuerdo el tiempo aquel en el que no te conocía. Espero que tú tampoco.
Aunque, sinceramente, esta laguna, no entiendo bien lo que significa..
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