Tarde o temprano, nada es secreto, porque todas las magias se rompen siempre por el verso más endeble. Por el hilo más fino sale el agua, por la mano más tensa se fuga la arena, de la red más tupida se escapan peces.
Las cerraduras no están hechas para quedarse atrancadas. Su esencia es abrirse y mostrar lo que guardan tras el giro de la llave precisa.
Antes de ser concebidas, ya tiemblan las claves en espera de una mano despierta que las descifre. Ninguna contraseña resiste el ejercicio celoso de los piratas y por la boca del mapa mueren todos los tesoros.
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