Diecinueve años y ya andaba yo con la cabeza llena de pájaros.
He estado leyendo mis poemas de juventud, mirándolos al trasluz, como en un ejercicio arqueográfico, intentando decidir si aún hay algo de mí en ellos.
Y si hay algo de ellos en mí.
LUCES
Doradas luces de tiempos pasados
me han atrapado, silenciosas,
entre recuerdos nunca vividos.
El espejo refleja sin gana
azules imágenes muertas
de gente imaginaria.
Todo es sueño y oscuridad…
Y la luz parpadea lentamente
sobre las lágrimas de ayer
que derraman hoy
mis ojos anhelantes de mañana.
(Granada, 5 de julio de 1984)
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